Tras recoger el dorsal, viendo la meta, a vista de pájaro |
Encuentra a Wally. Estar, estoy en la lista |
Mi único objetivo para esta carrera, era disfrutarla
llevando algo de peso a la espalda, como entrenamiento para la ultra en
autosuficiencia de Perú. No es que ese sea un objetivo a subestimar y estar
toda relajada de la vida, desde luego, pero como me lo había planteado como
entrenamiento, no estuve nerviosa en ningún momento.
Fui paseando
tranquilamente por la mañana hacia la línea de salida (a 10’ de nuestra estancia).
Tranquilamente en cuanto a nervios porque
en realidad fui caminando a paso más que ligero del frío que tenía. Unos 8
grados a las 8.30 de la mañana yendo de corto y recién levantada, debe ser de
una sensación térmica de bajo cero por lo menos… (o así lo sentí yo, que tenía
más sueño que un cachorrín con anemia).
Llegué a falta de más de media hora para empezar y busqué un
recoveco de sol del bonito parque Izvor, parque pegadito al majestuoso
parlamento de Bucarest, monumento civil más grande del mundo (si no conocéis
la historia de este parlamento y del zumbao Ceausescu, os aconsejo una leída).
Parque Izvor, con el parlamento al fondo |
Todos a sus puestos... |
Salida del maratón |
Saludan por el altavoz en todos los idiomas, la gente chilla
emocionada al oír el nombre de su país (yo incluida), suena la música a máximos
decibelios mientras empezamos todos a movernos dirección al arco de salida. De
repente noto frío y humedad bajar por mi camiseta. Aparto la mochila y veo que
uno de mis “soft flask” está perdiendo agua (soft flask, o lo que viene siendo
una botella de agua blandita, que reduce de tamaño a medida que la vacías).
Mi cara de incredulidad no sirve de nada, aquello chorrea
gota a gota y con rapidez. Uno de los imperdibles del dorsal está abierto y no
ha tenido otra gracia mejor que darle de lleno contadas veces. “Se me jodió el
invento del agua” …pienso. Decido vaciarla para no ir mojándome y respirar,
aplicando mi máxima en la vida, “solucionar antes que patalear”.
Os voy a dar el último paseo largo... |
Pasito a pasito, suave suavesito…y aquello ¡se pone en
marcha!
Los primeros kms se me pasan volando porque voy centrada en
no querer ir a más de 6’ el km, que, con la emoción inicial, siempre cuesta.
Los primeros 6 o 7 kms son por el centro de Bucarest, por lo que nos
encontramos con numerosos grupos de música, batucadas y animadores.
El maratón de Bucarest, para mí, se divide en 4 partes, la
del centro al principio y las 3 rectas que te llevan al quinto pimiento,
volviendo al centro tras cada una de ellas. Viendo el mapa, se observan
claramente las tripatas que comento.
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Mapa de 3 picos |
El arco del triunfo |
Empiezo a estirar el brazo en plan inspector Gatget intentando
rebuscar por el bolsillo trasero por si se me ha desenganchado y lo llevo
suelto por algún sitio. Nada. Me quito la mochila y miro el bolsillo interior
por todas partes. Nada. Miro por el suelo tras de mí por si se me ha caído en
ese momento sin darme cuenta. Nada. Pienso en que como voy a volver por el
mismo camino, pero por el carril contrario, me voy a fijar en el suelo por si
lo veo. Corro hasta el arco de triunfo escopetada, como creyendo que, si
alguien lo ve, se lo llevará.
En mi vuelta, llego donde teóricamente me tenía que haber
caído y me pego lo máximo que puedo al lateral del carril por los que van en
sentido contrario, sobre el km7. Voy fijándome en el suelo con obsesión y
únicamente veo zapatillas moviéndose y sobres de geles tirados. Nada, ni restos
de mi amuleto. En el momento en que voy pensando en que tendré que pedirle a mi
hermana que me traiga otro, pego un tropezón con uno de los conos que separa
ambos carriles, que casi me trago a un corredor y beso el asfalto. Igual es que
ha llegado la hora en que debo aprender a vivir sin amuletos, pienso…Sigo hacia adelante, tranquila ya, porque mi solución a esa pataleta fue la aceptación y la seguridad de saber que más amuleto que la energía de mi hermana, no había ninguna y esa energía me acompaña desde nacimiento.
Llegando ya al km 15, por el centro de Bucarest de nuevo, corro
con emoción, pues en ese punto kilométrico había quedado con mi Luna y Juanito.
Justo los veo al lado del parque Cismigiu, el parque más antiguo de Bucarest,
por el que estuvimos paseando la noche anterior riéndonos de la animalada de pájaros
que sobrevolaban nuestras cabezas, (dejando uno de ellos un souvenir en mi
chaqueta).
Encuentro con mis amores |
Alegría infinita, besos y abrazos de ambos, energía cargada
de millones de fotones.
Me dura prácticamente hasta el siguiente encuentro, que es
poco antes de la llegada a la meta de la media maratón. Esos kms son mágicos,
pues en todos te acompaña el público entregado y diversos grupos de música.
Vuelvo a besarles y abrazarles. La emoción me sale por todos
los poros. Ver a mi chica salir corriendo a mi encuentro cada vez que me veía,
era el mejor trofeo de cualquier carrera.Ver a mi pequeña es lo más |
A mi paso por delante del parlamento, nos separan en dos
carriles, los que acaban la media y los que seguimos con el maratón. La envidia
me corroe al ver la barbaridad de gente que se va para el lado de meta y los 4
gatos que nos vamos yendo para el otro.
En el momento que paso pegada al lateral del arco de meta,
se monta una algarabía brutal. Todo el mundo aplaudiendo como posesos,
chillando, la policía con las sirenas. Pero no, por mí no era claro. Es que el etíope al que había visto calentando por la mañana, se proclamaba campeón del maratón en ese momento. ¡¡Justo cuando yo iba por mitad camino!!! Un chaval que iba corriendo a mi lado, me mira y me dice algo en rumano (que supuse sería algo así como ¡ese ya ha acabado y a nosotros nos queda la rehostia!), yo le sonrío y le digo en inglés…incredible!!...it’s not fair!...
He llegado a la media en el tiempo estipulado, a 6’ el km más las paradas con mis amores y la reposición de agua por culpa del soft pinchado. Sigo feliz y animada a por la segunda parte.
Y otra vueltecita por aquí... |
Poco antes de llegar, me tomo un gel y es a partir de ahí cuando mi experiencia maratoniana por Bucarest, pega un giro de 180 grados.
Mi barriga empieza a avisar, de que a medida que uno come
mejor, todo lo ultraprocesado le sienta muchísimo peor…y si antes, en otras
carreras, tomar geles me suponía terminar con angustia por lo poco me gustaban…en
ésta, el resultado iba a ser peor que la angustia…¡¡la cagalera!!…
No sé si es posible transmitir con palabras la sensación,
pero como imagino que todos los que leáis esto, habréis pasado en algún momento
de vuestras vidas por un episodio terrorífico de esos de diarrea, me entenderéis
perfectamente. Tengo claro que lo de “caga el rico, caga el pobre, caga el
obispo y el papa, que de cagar nadie se escapa”, vale también para la diarrea.
Sudores fríos, retortijones, pelos como escarpias, que con
el peso de la mochila me hacían rozar como si de agujas se trataran.
Mis ojos dando vueltas tipo Marujita Díaz, buscando dónde poder
parar. Aquella recta interminable, entre edificios enormes, policías en cada
cruce y corredores yendo por un carril y volviendo por el otro…y en mi cabeza una
única frase y pensamiento… “¿dónde cojones voy a cagar????”
Tengo que ir parando cada poco y caminar apretando nalgas
con firmeza y determinación. O eso o la guerra. Susto o muerte.
Qué pronto puedo contar por escrito que llegué al 27.5 y ya
di la vuelta, pero pronto lo que se dice pronto, no pasó.
La eternidad algo tendrá que ver con aquello seguro, porque
entre caminar, correr, apretar y jurar en arameo, los segundos pasaron a ser
minutos y los minutos, ¡horas!
Ni un wc portátil, ni un coche de esos mal aparcados
permitiendo el escondite…¡nada!
Llego al avituallamiento del 28 y oigo por primera vez a una
chica chillándome “¡bravona!”, yo que ensimismada en mis luchas internas no la entiendo,
me quedo perpleja, analizando si me habrá dicho “mamona” (¿o sería cagona?).
Mi cabeza es un hervidero de pensamientos negativos (excepto
el de abandonar, que no sé por qué, pero nunca me viene), hasta que de nuevo
veo a mi niña correr hacia mí al llegar al km 30. Ays, ¡¡qué alegría por dios!!...
Juan que me conoce como si me hubiese parido, me pregunta
qué me pasa. Yo que también le conozco y sé de su exceso de preocupación, había
decidido no decirle nada, pero mi cara es un mapa (o un wc más bien, que debía
llevarlo materializado ya en la cara), y no puedo negarle la evidencia. ¡Me
estoy cagando encima!
A mi Luna le da risa, cómo no... y me aporta su solución
lógica diciéndome “pues date prisa en terminar” Fácil, fácil, ¡¡¡como coser
y cantar!!!
A partir de ahí que sé que ya no los veo hasta meta y que
viene la 3ª recta larga (porque no hay dos sin tres), tengo que hacer un
ejercicio de fuerza de voluntad que ni juntando el despertar de todos los lunes
de un año, se supera.
Me da pena no saber hablar en rumano porque cada vez que
paro a caminar y apretar el orto (que dirían los argentinos), la gente me grita
frases en plan…”no pares ahora que te queda poco” …y no puedo explicarles, que
no es cuestión de querer parar, ¡¡¡sino que es pura necesidad!!!
Cuando giro una rotonda en el km 39 y veo allá a lo lejos el
parlamento, se me saltan las lágrimas de la emoción. Sé que voy a terminar
porque de eso no he tenido dudas en ningún momento, pero la emoción me viene de
pensar que en nada y menos, ¡voy a poder evacuar!
3 kms de recta todavía hasta la meta. El parlamento que crees
tenerlo cerca llega a parecer un espejismo, un anagrama, una alucinación en
medio de un desierto. Corres, apretando el culo a ratos, pero corres y sigue
siempre igual de lejos. Infernal.
“Five hundred meters” me chilla alguien del público… “bravona”,
por muchos sitios a la vez…El parlamento en el quinto pino |
Y por fin llego a la rotonda frente al parlamento, a la que
aún he de dar la vuelta, pero con la motivación de saber que en algún momento
veré a mis incondicionales animadores.
De repente sale mi pequeña corriendo a mi encuentro y me da
la mano para seguir conmigo hasta cruzar la meta. De verla exploto a llorar y
ya no puedo parar, diciéndole “ays mi chica”, “ays mi amor” y ella riendo feliz
diciéndome “vamos mami, que está ahí la meta ya”.
Corre con ilusión, casi tirando de mí, con soltura y el pelo
al aire; y llevarla en ese momento a mi lado, me lleva a comprender una vez
más, que correr forma parte de mi vida, como lo forma ella.
Cruzamos la meta y nos abrazamos como si no hubiera un mañana,
yo llorando a moco tendido, besándole cada hueco de su rebonita cara.
Van a ponerme la medalla y pido que se la pongan a ella.
Siempre se verá más bonita, si quien la porta es mi propia
medalla, la de mi vida, que es mi niña.Con mi bebé, en meta ya |
Mi chica y su medalla |
y colorín, colorado...este estómago ya ha descansado... |
Pd: no hace falta que
me ponga escatológica en exceso y explique detalles de cómo me pasé toda esa
tarde con diarrea.
Una más vivida, una
más para contar.
Gracias en especial a mi Juanito y mi Luna por acompañarme
en este día maratoniano, pero sobre todo por hacerme disfrutar de una semana
preciosa por Rumanía. Con ellos, viajar es siempre mucho más que un placer.
Gracias como siempre
a mi hermana, mi fan incondicional, que aunque no estuviese esta vez, siempre
está presente en todas mis carreras.
Gracias a mi familia y amigos, por cada palabra de ánimo,
apoyo y felicitación.
La felicidad compartida, es felicidad triplicada.
3 comentarios:
Como me he reido, he disfrutado y emocionado de tu aventura. Me encantas. Un abrazo
¡Hola guapa!
Encantado de leerte y saber de ti y de Lunita!!!
Pero al final se que cagaste claro, y te libraste de la tortura, pero...
¿Y el amuleto?
¿Apareció?
Mucho me temo que no, pero seguro que tu hermana te regalará otro.
Ahora entiendo una serie de fotos que vi en su dia de corredores que se cagaban por las patas abajo pero seguían corriendo...
Esa es una de mis obsesiones, nunca salgo de casa sin estar seguro de tenerlo bajo control, es algo que me ha quedado fijo tras alguna que otra mala experiencia cagalerística.
Besos y salud
Un placer leerte y recorrer contigo los 42 kms. Me encanta q en tu pensamiento nunca aparezca el (modo abandonar) ni siquiera ante grandes dificultades. Eres grande, muy grande!!! Esperaré con ansia tu nuevo reto. Besitos!!
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