miércoles, 2 de noviembre de 2011

Yo no subo montañas, me las como!

Cokito y yo tras hacernos los valientes y quitarnos las chaquetas, que hacía un biruji de 8ºC al empezar la carrera...Luego cascó un calor de 3 pares
Al ver aquellas antenas allá arriba al llegar al pueblo de Chelva, Coke y yo nos miramos con cara de question y nos lo afirmamos al unísono..."fijo que hay que subir ahí"...y así fue.

Esta foto nos la hacían en la 3ª subida, donde no sabías si reír o llorar al leer un cartel que ponía..."no hay dos, sin tres"

No dormí casi nada. El puñetero cambio de hora me hizo estar nosénicuantorato pensando antes de acostarme, cambiando relojes, agobiándome al creer que igual cambiaban automáticamente, calculando, poniendo la hora real, la del día siguiente, la irreal y la imaginaria en todas partes...volviendome majara, vamos.
Añadido a eso mi niña se había puesto malita de la garganta y se despertaba llorando cada dos por tres...y sin querer tomar teta porque le dolía al tragar!!!...yo no podía dormir, las tetas se me salían hasta del colchón y de imaginarme correr con aquel sobrepeso al día siguiente, me llevó a soñar que perdía el sujetador y que no podía soportar cargar con ellas montaña arriba.

Menos mal que nunca nada es tan duro de vivir como lo imaginamos y que cuando crees que algo va a poder contigo, sacas fuerzas no sabes ni de dónde, aprietas los dientes y tiras para adelante como el mismísimo increíble hulk. Todos somos fuertes. Solo hay que aprender a confiar en nosotros mismos.

A mi ir con Coke me da mucha confianza. Hablamos mucho, nos sinceramos mucho si nos sentimos mal o bien subiendo o bajando, nos reímos el uno del otro, nos animamos y nos emocionamos al cruzar cualquier meta.

La risa floja empezó cuando recogiendo el dorsal oímos por los altavoces que por un pequeño error de cálculos, la carrera en lugar de 21kms tenía 22,2 kms y que en la cima del pico del remedio podía esperarnos un fuerte viento frío. Mira tú, qué alegría!...

Hasta que no llegué a la cima del 1er pico y descansé, fui algo ahogada. Tenía una sensación increíble de llevar las pulsaciones a mil. Como le dije a Coke, excusas había para dar y vender, así que daba igual, el caso era llegar poco a poco y recuperar cuando pudiese.
Esa primera subida fue mataora para muchos, se retiró gente, alguno ví vomitando y muchos parando a sentarse incluso.

Al llegar arriba, digo yo que psicológicamente me dió subidón y como sabía que esa era la peor subida y ya estaba hecha, me relajé y ahí empecé a disfrutar de lo lindo.

Corrimos un montonazo de kilómetros sin ver a nadie a nuestro alrededor. A mi esos momentos me encantan. Es como si toda la montaña fuera un regalo para ti, como entrenar con un amigo sin presiones, tiempos, relojes, ni límites...pudiendo hablar de temas tan variopintos como mis miedos como madre, el ché guevara, la muerte de mi tío tasete, la fuerza de mi padre, de lo manitas que es Ana (Coke's wife) o de lo zampón que es Juan.

3h 55 minutos dan para mucha conversación.

Como bien dice Coke, si tardaramos lo que tarda el ganador, no nos daría tiempo a charlar nada.

A partir del avituallamiento del km 10, caí rendida a los pies de la organización de la carrera de Chelva. Platos llenos de gominolas de todos los colores y sabores!!!!!!!!!!...me quería quedar allí y no seguir!!!...quería acabarmelas todas!!!..."llévate más, que el azúcar te irá bien para la siguiente subida" (me decía un chaval de la organización)...
En cada avituallamiento cargué con unas cuantas en el bolsillo de las mallas, pero no me duraban ni 300 metros!!!...Qué vicio por dios!!!

Tras el km 17 o así, ya todo para abajo. Corrimos como alma que lleva el diablo (bueno...unos minutos más lento quizá) y aunque Coke intentó convencerme (quería autoconvencerse) de que había visto en un avituallamiento que en realidad eran 20kms, cuando mi reloj pitó el 20, íbamos por un secarral más solos que la una, así que no hubo más remedio que terminar la carrera del remedio, con sus 22kms 200 metros tal como había sido anunciado de buena mañana.

Mandé un beso al aire para Tasete al cruzar la meta, me abracé a Coke con el mismo cariño de siempre y a pesar de que tengo muchas razones para sentir algunas penas, me sentí feliz.
Correr me hace feliz y si algo me acaricia el alma e influye positivamente en mi paz interior, es saber que ese antídoto para todos los males, lo voy a tener siempre.

Pd: Refelicito desde aquí a mis amigos Sergio y Alicia (pareja de maquinorros montañeros de Alzira, que este año disfrutaron de la transalpine), porque Alicia fue la 1ª chica que cruzó la meta en Chelva. Vimos la entrega de premios mientras nos zampábamos un bocadillazo que nos dió la organización...y rechupeteaba un platazo de gominolas!