miércoles, 18 de julio de 2012

Pilates máquina



Un par de ejercicios de los que hago en una de las tantas máquinas de pilates. Seguro que las posturas tienen nombre de algún animal, pero no me preguntéis porque no me las sé, que entre el delfín, el gato, la gaviota y el resto de la cuadrilla, estoy que no sé si mis ligamentos son míos o del vecino...(fotos que me hizo la profe).

La verdad es que si algo me alegra de que me hayan diagnosticado una hernia, es el hecho de haber conocido otros deportes y aprendido a disfrutar de ellos dejando un poco de lado mi obsesión por el correr. Los primeros meses lo eché bastante de menos, a partir del tercero ya me fui relajando (no físicamente desde luego) y ahora ya, tras casi 6 meses sin correr, me da hasta pereza volver a empezar. He decidido dejarlo para después de vacaciones que con estos calores no hay quien aguante bajo el sol si no es con un mojito en la mano.
Mientras tanto, seguiré entreteniéndome con mis clases de mantenimiento, el gimnasio, la elíptica y como no...el pilates máquina (y con las vacaciones, por supuesto, que las voy aprovechar de cabo a rabo).

Tras conocer el significado médico de lo que me había provocado la deshidratación en la L4-L5 (casi hay que hacer un máster para entender ese lenguaje), me puse manos a la obra. Leí muchísima información, busqué las mejores alternativas, pregunté a traumas, osteópatas y naturistas y de repente me ví en una máquina de estas estirando hasta las pestañas.

Encontré justo en la ciudad donde trabajo un centro en el que las clases son particulares, en el que aparte de reforzar aprendo de mi cuerpo cada día y en el que me lo paso en grande porque la profe es un encanto. Ni de lejos podía imaginar de qué se trataba, de hecho en las primeras sesiones pensé en dejarlo porque me resultaba estresante mentalmente el tener que concentrarme tanto aunque fuera solo para mover un brazo (que si hombros lejos de las orejas, que si aprieta ombligo, que si cierra vagina, que si pecho fuera, que si flecha hacia arriba en la cabeza....) ahora que lo conozco, creo que incluso cuando vuelva a correr, seguiré yendo.

Según reza la frase famosa que dijo su inventor Joseph Pilates "en diez sesiones sentirás la diferencia, en veinte sesiones verás la diferencia, y en treinta sesiones te cambiará el cuerpo".
Yo llevo ya 22 sesiones y es cierto que he sentido y visto el cambio. Jamás había sido tan flexible como ahora, ni había sido tan consciente de las partes del cuerpo que movía...pero sin duda, lo mejor de lo mejor, es que no he vuetlo a tener ni un mínimo indicio de molestia en la espalda (y eso que me salto a la torera lo de "no cojas tanto a Luna al bracito"!!!).

No sé si dentro de 8 sesiones más tendré que mirar mi foto del DNI para reconocerme, pero lo que si sé ahora, es que me siento genial haciendo pilates y se lo recomiendo hasta el más pintao.

4 comentarios:

Genín dijo...

¿Has leído la última entrada de "depiedraenpiedra" de la "quebrantahuesos? es una gozada, yo primero vi el video que pone, es algo larguito unos veinte minutos, pero merece la pena, luego leí la entrada y claro ya había entrado en calor con el video y no veas como disfruté, esta vez la niña se ha pasado veinte pueblos escribiendo.
A mi eso que haces me parece muy peligroso, mira que si encoges la vagina y se te queda pegada...jajaja
Besos y salud

Anónimo dijo...

Hola Genín rebonico!!...en cuanto tenga un momentín paso a leerla, que a Nere siempre da gusto!!
Jajaja...si se me queda pegada, ya buscaré despegador que me la despegue!!!jajaja...
Besitos!.

Tecolinha dijo...

Tengo un amigo que ha descubierto Pilates tb hace poco y dice exactamente lo mismo que tú sobre que está conociendo su cuerpo. Interesante, ya nos irás contando...

Amig@mi@ dijo...

Pero ¿Tu eres de goma?????
Bromas aparte, jeje, me alegro de que todo vaya rodado, o en este caso "estirado". jaja
Besos